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EL EFECTO MATILDA

El efecto Matilda es un fenómeno histórico en el cual las contribuciones de las mujeres en la ciencia han sido subestimadas, ignoradas o atribuidas a sus colegas masculinos. Este término fue acuñado en 1993 por la historiadora Margaret W. Rossiter en honor a Matilda Joslyn Gage, una activista del siglo XIX que señaló la discriminación de género en diversas áreas, incluyendo la ciencia.

Antiguamente, este efecto era muy común, y muchas científicas no recibían el reconocimiento que merecían por sus descubrimientos y avances. Ejemplos notables incluyen a Rosalind Franklin, cuya contribución crucial al descubrimiento de la estructura del ADN fue minimizada en favor de sus colegas Watson y Crick, y Lise Meitner, cuya labor en la fisión nuclear fue eclipsada por Otto Hahn, quien recibió el Premio Nobel.

Aunque actualmente se ha avanzado significativamente en la visibilidad y el reconocimiento de las mujeres en la ciencia, el efecto Matilda todavía puede manifestarse, aunque de manera más sutil. Por ello, es fundamental conocer este fenómeno histórico para continuar promoviendo la igualdad de género en todas las áreas del conocimiento y evitar situaciones injustas donde el trabajo de las mujeres no sea debidamente reconocido.

Entender el efecto Matilda no solo nos ayuda a corregir injusticias del pasado, sino que también nos proporciona herramientas para identificar y combatir la discriminación de género en la actualidad, asegurando que todos los investigadores, independientemente de su género, reciban el crédito que merecen por sus contribuciones científicas.

EL EFECTO MATILDA

El efecto Matilda es un fenómeno histórico en el cual las contribuciones de las mujeres en la ciencia han sido subestimadas, ignoradas o atribuidas a sus colegas masculinos. Este término fue acuñado en 1993 por la historiadora Margaret W. Rossiter en honor a Matilda Joslyn Gage, una activista del siglo XIX que señaló la discriminación de género en diversas áreas, incluyendo la ciencia.

Antiguamente, este efecto era muy común, y muchas científicas no recibían el reconocimiento que merecían por sus descubrimientos y avances. Ejemplos notables incluyen a Rosalind Franklin, cuya contribución crucial al descubrimiento de la estructura del ADN fue minimizada en favor de sus colegas Watson y Crick, y Lise Meitner, cuya labor en la fisión nuclear fue eclipsada por Otto Hahn, quien recibió el Premio Nobel.

Aunque actualmente se ha avanzado significativamente en la visibilidad y el reconocimiento de las mujeres en la ciencia, el efecto Matilda todavía puede manifestarse, aunque de manera más sutil. Por ello, es fundamental conocer este fenómeno histórico para continuar promoviendo la igualdad de género en todas las áreas del conocimiento y evitar situaciones injustas donde el trabajo de las mujeres no sea debidamente reconocido.

Entender el efecto Matilda no solo nos ayuda a corregir injusticias del pasado, sino que también nos proporciona herramientas para identificar y combatir la discriminación de género en la actualidad, asegurando que todos los investigadores, independientemente de su género, reciban el crédito que merecen por sus contribuciones científicas.

 

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